Barcelona, una de las ciudades donde la moda tiene gran renombre, nace la marca De la Fragua, dónde la elegancia, la clase y el estilo de vida único son tres conceptos que la definen. En De la Fragua, el esfuerzo, la calidad y el atrevimiento son valores de la marca que se tienen presentes en la confección de los diseños. En pleno S. XXI, romper con las barreras de lo convencional e ir más allá con humor pero conservando la elegancia y la masculinidad es lo que hacen especiales los diseños.
Beatriz de la Fragua, es una joven diseñadora de 24 años que acaba de terminar sus estudios de diseño por el IED y un máster en Administración y Dirección de Empresas en Moda y Belleza por Esden Business School. Lo que le impulso a crear sus diseños fue la forma en que ella ve la sociedad de hoy en día. Quiso crear un hombre sofisticado, con un estilo diferente pero arreglado. Un hombre al que le guste ser el centro de atención con una personalidad arrolladora, que le gusta el lujo y no se conforme con cualquier cosa.
Beatriz creó la colección “New Dandy”. Esta colección surgió a raíz de dos inspiraciones; una, de la recreación de la película “Dolce Vita”, concretamente de Marcelo Mastroiani donde este se encontraba rodeado de una atmosfera de paparazzis, cotilleos, fiestas, moda, etc. y, una segunda, de los hombres de negocios actuales.
El dandismo tuvo su origen en la sociedad inglesa y francesa a finales del siglo XVIII. Se produjo porque el grupo sociales que lo creo alcanzó el puesto de liderazgo social. Fue un movimiento nacido de la burguesía revolucionaria y post revolucionaria que contribuyo a crear la moda masculina actual así como, el concepto de celebridad por su elegancia y buen gusto.
La colección, se basa mayormente en una estructura clásica proveniente de los rasgos femeninos del estilo Dandi en el que se aprecia la esencia clásica del mismo alterándola con contrastes entre el color y las texturas procedentes de la personalidad de la diseñadora. Las obras de “De la Fragua” tienen alusiones directas a la personalidad de la diseñadora, sellos de identidad forjados en un entorno de vida tradicional y clásico influenciadas por momentos de caos y locuras. Todo esto, trasladado a sus diseños se ven por un lado, en la sastrería y en la mezcla entre tejidos tradicionales (cuadros escoceses, tweeds, terciopelos, tartanes, seda, cachemira) con colores y estampados que le dan ese punto de locura creando así un equilibrio y armonía original y diferente.
La marca va dirigida a un hombre joven, con un nivel de vida elevado y sin complejos, con una gran personalidad, que le guste ser el centro de atención, que le guste el lujo. Por tanto, se dirige a un público diferente y por eso la filosofía de la diseñadora es que “las prendas escogen a su dueño”. Uno de los objetivos de “De la Fragua” es transmitir su sello de identidad único, su esencia, muy probablemente personificada en forma de rebeldía, humor y distinción evocando elegancia, masculinidad y fuerza. Una de las mayores diferencias de la diseñadora frente a su competencia es la personalidad que muestra a través de la mezcla de tradición y clasicismo.