En 1880, el barrio de Montmartre era un lugar marginal, empobrecido y apartado de París. Pero en un período relativamente breve se transformó en el centro literario y artístico de París. La Obra Social ”la Caixa” presenta Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre, una exposición sin precedentes en nuestro país para conocer los principales aspectos del arte francés radical de finales del siglo XIX. El «espíritu» al que remite el título de la muestra fue un estado de ánimo, una mentalidad vanguardista que practicaron numerosos artistas. Destaca entre todos ellos Henri de Toulouse-Lautrec, que jugó un papel clave en la escena con grandes logros estéticos. A partir de 345 obras procedentes de colecciones de todo el mundo, la exposición ilustra la riqueza del fecundo intercambio que se produjo entre más de una veintena de artistas de mentalidad similar a lo largo de la breve vida de Lautrec y poco después. También muestra el importantísimo papel que tuvieron en la trayectoria de Toulouse-Lautrec y de sus coetáneos las producciones artísticas efímeras —grabados, carteles, ilustraciones de libros y prensa o diseños de partituras—, que ofrecieron a los artistas un medio para ampliar su público y ganarse la vida fuera del restrictivo sistema académico.
Dentro de su programación, la Obra Social ”la Caixa” presta especial atención al arte de los siglos XIX y XX, con el objetivo de promover la divulgación en torno a una época clave para entender la sensibilidad contemporánea. Con Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre, la entidad incide en su voluntad de dar a conocer entre el gran público la efervescencia artística de finales del siglo XIX, clave para entender todo lo que llegaría en décadas posteriores. En este sentido, cabe recordar las exposiciones dedicadas a Alphonse Mucha, Gustav Klimt, Maurice de Vlaminck, Camille Pissarro o Joaquín Sorolla, las colectivas Impresionistas y modernos. Obras maestras de la Phillips Collection y Maestros franceses de la Colección Clark, y proyectos transversales anteriores, como Los Ballets Rusos de Diaghilev, 1909-1929. Cuando el arte baila con la música.
La exposición que estrena CaixaForum Barcelona se detiene en un momento único en los últimos ciento cincuenta años de historia de Europa. La eclosión del barrio parisino de Montmartre como centro literario y artístico radical y «moderno» representa la conquista de la libertad frente a las convenciones, el triunfo de la creación y la vocación contra las seguridades de la vida burguesa, la belleza del momento frente a los valores intemporales, pero muertos, de las academias.
Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre es una producción de la Obra Social ”la Caixa” sin precedentes en nuestro país, que reúne una colección extraordinaria de 345 obras entre pinturas, dibujos, grabados, esculturas, diarios, carteles, fotografías y distintos objetos de la época, como por ejemplo un teatro de sombras itinerante original. La muestra ha sido posible gracias a la colaboración de decenas de museos y coleccionistas internacionales, así como a la labor curatorial del comisario Phillip Dennis Cate, quien, tal y como él mismo explica en el catálogo que acompaña la muestra, inició su investigación sobre el arte de Toulouse-Lautrec y su círculo a principios de los años setenta del siglo pasado.
El resultado es un estudio a fondo de lo que él denomina el «espíritu de Montmartre»: un estado de ánimo, una mentalidad vanguardista. La exposición presenta aspectos esenciales del radical arte francés de finales del siglo XIX y desvela los grandes logros estéticos de Henri de Toulouse-Lautrec, nombre esencial de la escena, con algunas de sus litografías y dibujos más reconocibles.
La muestra exhibe hasta 61 obras suyas, incluidos seis óleos y un dibujo. La exposición contextualiza su arte con el de sus colegas «conspiradores anti-establishment», y muestra los intercambios fructíferos entre artistas de mentalidades similares durante la breve vida de Toulouse-Lautrec y poco después de su muerte.
Pero en la exposición encontramos representados a más de veinte artistas. Entre ellos, Toulouse-Lautrec, Vincent van Gogh, Édouard Manet, Louis Anquetin, Pierre Bonnard, Georges Bottini, Pablo Picasso, Maxime Dethomas, Hermann-Paul, Henri-Gabriel Ibels, Charles Léandre, Louis Legrand, Charles Maurin, Henri Rivière, Théophile Alexandre Steinlen, Louis Valtat y Adolphe Willette.
La muestra también ahonda en la función tan importante que tuvieron las producciones artísticas efímeras en las trayectorias de Toulouse-Lautrec y sus colegas: la estampación, el cartelismo, la ilustración de libros y revistas, el diseño de partituras y otras obras en papel, que eran los medios con los que los artistas llegaban a una mayor audiencia y que les permitían ganarse la vida fuera del restrictivo sistema académico.
Montmartre: radical, anti-establishment y antiburgués
Situado en las afueras de París en dirección norte, Montmartre era en 1880 un lugar habitado por la miseria y la marginación. Pronto, sin embargo, empezó a atraer a jóvenes artistas de vanguardia, como Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Signac, Pierre Bonnard y Henri-Gabriel Ibels; intérpretes como Aristide Bruant e Yvette Guilbert; escritores como Émile Goudeau, Alphonse Allais y Alfred Jarry, y músicos y compositores como Erik Satie, Vincent Hyspa y Gustave Charpentier.
A finales de 1881, el artista frustrado Rodolphe Salis fundó en Montmartre el cabaré Le Chat Noir. Le Chat Noir y sus parroquianos, especialmente los artistas y escritores afines a Les Arts Incohérents (Las Artes Incoherentes), una especie de protodadaístas o protosurrealistas, fueron quienes más influyeron en hacer del Montmartre de principios del decenio de 1880 un foco de atención de la vida artística y literaria de la vanguardia parisina.
En un período relativamente breve, Montmartre se transformó en el centro literario y artístico de París. A finales de siglo, ya existían más de cuarenta locales de entretenimiento: cabarés, cafés concierto, salas de baile, musichalls, teatros, circos, etc. Con el tiempo, este ambiente cultural y lúdico terminó siendo comercializado por sus propios creadores, hasta el punto de que, irónicamente, la bohemia se convirtió en una gran atracción turística internacional.
Montmartre era radical, anti-establishment y antiburgués por definición. Lejos de los espacios tradicionales, los artistas, intérpretes, poetas y escritores presentaban sus obras en cabarés, cafés concierto, circos, teatros experimentales, en la calle (carteles y procesiones) y en libros y revistas populares.
La comunidad artística de Montmartre adoptó de forma innovadora ciertas herramientas antiacademicistas, como el humor, los calembours visuales, la ironía, la sátira, la parodia, la caricatura y los títeres, para criticar la sociedad de su tiempo y la condición humana, en general. El tema preferido de estos artistas era la vida moderna que los rodeaba en el propio Montmartre: calles, cabarés, salas de baile, intérpretes, artistas, prostitutas, vagabundos… Los miembros de la comunidad artística de Montmartre proclamaban su independencia, su compromiso social y político, y sus preferencias artísticas mediante la manipulación de las técnicas artísticas en pintura, escultura, estampación, música, teatro y, también, cine.
Estructurada en nueve ámbitos, la muestra ahonda en las importantes contribuciones que todos estos artistas hicieron al arte de fin-de-siècle. Se inicia mostrando los paisajes de Montmartre; prosigue con una sección sobre el cabaré Le Chat Noir —centrándose especialmente en el teatro de sombras y el grupo de Las Artes Incoherentes, que preludia el movimiento dadá—, la prensa, los carteles y la relación del arte con los procedimientos de reproducción seriada y la comunicación de masas, y acaba con la vida nocturna, los espectáculos, el circo y la imagen de la mujer.
Como es habitual, la exposición se completa con la edición de una publicación a cargo de la Obra Social ”la Caixa” que cuenta con textos del comisario Phillip Dennis Cate, así como de los especialistas Saskia Ooms, Michela Niccolai, Laurent Bihl y Ricard Bru, quien detalla la relación de Montmartre con los artistas catalanes. A partir de la muestra, también se despliega un programa de actividades para todos los públicos que incluye una conferencia a cargo del comisario, así como el ciclo de conferencias Montmartre, paisaje de la bohemia, coordinado por la revista Historia y Vida. Las visitas comentadas para el público general y los cafés tertulia se complementan con el espacio familiar El Pequeño Chat Noir y la visita en familia Una noche en Montmartre.