Barcelona se encuentra hoy entre las principales ciudades globales y, a parte de los activos tradicionales cuenta con un potencial crecimiento para atraer inversiones y talento, particularmente en el ámbito tecnológico, como muestran los principiales indicadores del informe Observatori Barcelona 2016. Barcelona mejora su posición y se sitúa entre las 20 primeras ciudades del mundo más competitivas, según el Institute for Urban Strategies de la Fundación Mori.
En este sentido, uno de los datos más significativos del estudio del Observatori Barcelona 2016, indica que Barcelona es la novena ciudad europea más atractiva para las personas emprendedoras en el ámbito digital.

Nos encontramos en el Pier01, la sede de Barcelona Tech City, una asociación que engloba diferentes startups con sede en la ciudad condal. ¿Cómo surgió la idea?
En 2012, un grupo de emprendedores, liderado por Miguel Vicente vieron que grandes hubs del mundo con activos parecidos a Barcelona tenían un tejido muy fuerte y sólido. Estos emprendedores tuvieron una reunión con el entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias, e impulsaron diferentes medidas para poder consolidar el tejido de startups de la ciudad. Una de ellas era crear una entidad privada estable que colaborara con el sector público y que aglutinara el ecosistema para poder poner orden.
¿Actualmente cuantas personas forman Barcelona Tech City?
Actualmente somos una asociación de personas que tienen empresas vinculadas a Internet y al mobile, y que trabajan directamente o directamente en este ecosistema como pueden ser asesores financieros, empresariales y legales. Somos más de 400 asociados que representan 500 empresas y que dan trabajo a 17.000 personas.

Vosotros os definís como una asociación que tiene como objetivo consolidar y potenciar un sector emergente formado mayoritariamente por empresas tecnológicas y digitales, contribuyendo a posicionar la ciudad de Barcelona como referente en la escena tecnológica internacional ¿Cuáles son vuestras líneas de trabajo?
Somos una iniciativa de empresas que nacen en Barcelona y que queremos que crezcan en Barcelona pero que tienen un mercado global. Trabajamos para expandir la Marca Barcelona, creemos que Barcelona puede jugar en la liga internacional de hubs tecnológicos y que puede llegar a ser muy potente. Y por otra, queremos que Barcelona Tech City sea un espacio de colaboración y negocio en un mismo ecosistema, suele ser un mundo muy deslocalizado y nosotros queremos que todos se conozcan para que su capacidad de negocio sea mejor y que el nivel del ecosistema suba. Si el nivel del ecosistema sube, la Marca Barcelona sube.
Barcelona se ha consolidado como una capital de startups, ¿Qué tiene Barcelona para que sea tan atrayente?
Esto empezó después de los Juegos Olímpicos, Barcelona apostó por Internet con la implicación de la administración privada y pública por lo que tenemos una larga historia, esto no es nuevo. Barcelona tiene una cosa que pocas ciudades tienen y es una marca muy potente que va ligada a un clima, a una ciudad cosmopolita, creativa, imaginativa… todo esto hace que Barcelona sea muy atractiva.

En un sector donde puedes trabajar en cualquier espacio del mundo ¿porque no trabajar en una ciudad donde el ecosistema está creciendo y que se vive muy bien? Tienes administraciones que te apoyan, Ajuntament, Generalitat, Gobierno, políticas europeas que ayudan a financiar proyectos y también cada vez tenemos más iniciativas privadas de inversión, cada vez vienen más inversores internacionales a Barcelona. Tenemos universidades y escuelas de negocios muy potentes y eso se transforma en buenos profesionales. Tenemos la Mobile Foundation, el Congress, el 4YFN, empresas como Amazon que ha apostado muy fuerte por Barcelona y empresas tractoras que estiran a otras empresas e inversores.
Tenemos unas universidades y escuelas de negocios muy bien valoradas en los ránkings mundiales y los profesionales de Barcelona están muy demandados… ¿entonces porque se va el talento?
Yo no le veo nada negativo que el talento salga y viaje en un proceso de formación, otro tema es cuando se van por obligación. En el mundo de las startups lo que está pasando, es que el único activo que tienen desde el principio son las personas. El problema que tenemos ahora, es que nuestras universidades no están dando todo el talento que necesitan las empresas, porque ha cambiado la filosofía y las necesidades. Queremos ayudar a las universidades para que puedan ofrecer más talento que pueda ser contratado por el ecosistema, de la demanda para ver como podemos añadir valor a sus carreras formativas.

Hablando con diferentes startups, todas afirman que es muy difícil encontrar financiación local, que el inversor de aquí tiene mucho miedo al riesgo ¿A crees que se debe y como puede cambiar?
Nosotros aglutinamos a un buen número de inversores locales e intentamos a facilitar el acceso de las startups a estos inversores. Ir a buscar financiación siempre es duro, pero actualmente hay dinero local en el ecosistema, creo que cada vez tienen menos miedo a invertir, el principal problema de las startups es cuando tienen que crecer. En una fase inicial, entre la financiación pública y privada ya pueden empezar pero cuando tienen que crecer, cuando hablamos de series A y necesitan entre 500.000 y 2 millones de euros, si el modelo de negocio no está muy claro es cuando a los inversores les da vértigo.
Actualmente vemos como grandes startups entran en conflicto con la legalidad actual, el conflicto de los taxistas con Uber y Cabify o el conflicto entre Airbnb y el Ajuntament de Barcelona…
Nosotros defendemos que se tienen que crear espacios de diálogo para poder solucionar los conflictos. No estamos de acuerdo en todo lo que hacen las startups y nosotros ofrecemos nuestro espacio para que se encuentren la nueva y la vieja economía. Airbnb nos ha servido como pasarela entre Barcelona y San Francisco, y esto aporta muchas cosas positivas para el ecosistema y por eso creemos que hace falta mucho diálogo, porque tener players de este tamaño en Barcelona abre muchas puertas.

Cuando se acerca una nueva edición del MWC siempre se habla de que quizás es la última edición en Barcelona y que Barcelona no podría vivir sin el Congress…
Tener el MWC es vital para Barcelona, hemos crecido paralelamente con el MWC, que ahora es de abasto mundial. Tener big players en la ciudad es crucial para que una ciudad pueda ser un hub mundial, ya que crean un flujo de talento y atraen a otras inversiones y que nuevas startups quieran implantarse aquí. Nuestro objetivo es tener un ecosistema que sea atractivo para estas grandes asociaciones.
¿Nuestros datos están seguros en internet?
Creo que sin ser un experto, podría mejorarse. El gran reto es que seamos conscientes de que los datos son nuestros y nosotros debemos poderlos gestionar. Hay que trabajar para que seamos conscientes de cuáles son nuestros datos y a quién se los cedemos y porqué.
¿Cuáles son los planes de futuro de Barcelona Tech City?
El primero es seguir consolidando la asociación como la Marca Barcelona, hemos estado en San Francisco y en Londres y en Europa nos empiezan a conocer. Segundo, consolidar este espacio, este edificio se ha convertido en una materialización del proyecto y ahora mismo necesitamos dos edificios más como este… creemos que sería interesante la creación de un distrito tecnológico que sea complementario al 22@, que esté cerca del mar y que represente lo que es la Barcelona mediterránea y creativa.
¿Y hacia donde evolucionará todo el mundo mobile?
Vamos a un mundo más centrado a la personalización, el Big Data es tu Big Data y la inteligencia artifical será básica. Todas las superficies de contacto serán más personalizadas y más fácil para los usuarios, un mismo interface a mi me servirá de una forma y a ti de otra. Vamos hacia un mundo cada vez más preocupado por la seguridad y donde la movilidad tendrá un valor añadido. Vamos hacia un mundo que será una competición entre ciudades, volvemos a las superurbes y eso implica que tendrán que ser más sostenibles, tenemos que apostar por una energía más sostenible, una movilidad más sostenible y una conectividad que permita que todo sea más eficiente.